La Percepción
Multidimensional

La visión que tenemos del mundo que nos rodea es perceptible por nuestros ojos, que trabajan en combinación formando en el cerebro una visión estereoscópica: cada uno ellos recibe una imagen con una ligera diferencia de punto de vista a causa de que cada uno ocupa un lugar diferente del espacio: esto es una imagen plana. Cada ojo percibe la cosa en cuestión con una leve diferencia de perspectiva. El cerebro toma estas dos imágenes, las superpone, interpola las coincidencias y diferencias, y arma una imagen con profundidad. Todo esto en tiempo real y sin siquiera percatarnos del proceso.

Esto, aunque parece una percepción tridimensional, es en realidad una visión plana con perspectiva de volumen y profundidad. Una visión binocular. Estamos habituados a percibir dos puntos de vista ligeramente diferentes y planos e interpolarlos para construir una imagen tridimensional. Esta es una habilidad que se comienza a desarrollar siendo bebés. Un recién nacido no ve con definición, ni puede enfocar, ni ve tridimensionalmente. Estas son capacidades que naturalmente se desarrollan. He oído frecuentemente decir: "los animales nacen sabiendo caminar, y el hombre no". Sí, es cierto; pero el ser humano nace sabiendo utilizar su cabeza, y sabiendo cómo ser más inteligente. Uno puede observar que en cierta etapa, en niño se lleva a la boca todo lo que alcanza: es que su boca tiene la percepción más desarrollada que el resto de su cuerpo: ha mamado de su madre, ha conocido a través de la boca. En el amor, con el beso buscamos acercarnos íntimamente a nuestra pareja. Por eso el niño la usa, para "medir" las formas del objeto que ha tomado; uno puede ver que no sólo lo chupa y babosea, sino que de tanto en tanto, cuando percibe una aspereza o protuberancia, lo aleja para verlo entre sus manos. Está estudiando su topografía, y está desarrollando la capacidad para ver, enfocar y discernir. El sólo hecho de querer "agarrar" las cosas, desarrolla su percepción espacial.

Considero que la vista es el órgano de percepción del que más depende el ser humano y sobre el que construye todo su esquema de pensamiento y concepciones. Es de tal relevancia, que hasta la mente adopta tal esquema de cosas para armar un ideario del mundo que le rodea.

¿Qué opina sobre mi punto de vista?

Dos ojos frontales, escasamente separados entre sí. He aquí el origen del atávico hábito de ver las cosas de manera simplista. Se ve lo que hay sólo por delante, y nada de lo que está por detrás. Hay izquierda y hay derecha. Este es el origen del pensamiento por medio de opuestos: arriba-abajo, adelante-atrás, blanco-negro, todo-nada, si no lo veo no existe, si no triunfa es un perdedor.
Pero me pregunto: ¿Qué habría sido de la dualidad bien entendida, si en vez de ser una especie humana con dos ojos hubiésemos tenido 3, o 10 repartidos por toda la periferia del cráneo, o uno a cada lado, como los pájaros? ¿O con cuatro cerebros diferenciadamente especializados? Seguramente se verían e interpretarían las cosas de manera un tanto diferente. A veces uno oye afirmaciones sobre que el mundo es todo dualidad, un juego de fuerzas en constante oposición. No es así, se ve así, sólo si se piensa en esos términos; lo cual es algo muy diferente.

Una cosa es pareser, y otra es ser. (No, no he errado en la ortografía, he acertado en el sentido primigenio).

Dos hemisferios cerebrales unidos de fábrica, pero bien diferenciados en sus funciones; que agregan más tinta a la dualidad: izquierda-derecha, intelectual-emotivo, realista-soñador.

¿Es que acaso las experiencias son excluyentemente intelectuales o emocionales? ¿Acaso no hay lugar para inteligencia emocional, o emociones inteligentes?

La fuerza de la ingénita disposición neuronal, el hábito, la pereza y el condicionamiento inducen a creer que sólo pensamientos o ideas más o menos similares pueden ser conciliadas; y aquellos que presentan desde puntos de vista más opuestos son irreconciliables.
Por esto pienso que la conciencia humana utilizada de ordinario es cuando mucho, de índole planar, es decir bidimensional; pues sigue las pautas de la visión binocular.

Retomando el caso de la visión binocular, es claro que no es una visión tridimensional, pues si por ejemplo se observa un cubo de, digamos, 6 cm de lado, no se ven todas sus caras simultáneamente. Se ven sólo las caras que están al alcance de la visión, y no las restantes. Es decir que por medio de la visión no hay una aproximación cognitiva verdaderamente tridimensional.
Si un objeto opaco se interpone entre el observador y el objeto observado se pierde la visión de lo observado. Esto no es una visión en tridimensional. Tiende a serlo, pero se fundamenta en una doble visión bidimensional (plana, de dos dimensiones) interpolada.

Una verdadera visión tridimensional permitiría ver al objeto en cuestión, en este ejemplo un cubo, en todas sus caras y por dentro, y si algo se interpusiera en la visión sería difícil o imposible ocultarlo a la vista.

¿Por qué esto es así? Para esclarecer esto, dibuje un cuadrado en un papel. El papel es bidimensional: tiene largo y ancho, y conceptualmente, todo dibujo que trace sobre él también lo es (se reconoce que el trazo de lápiz tiene espesor, por tanto es tridimensional, pero aquí este factor se desprecia a fin de ejemplificar). Cualquier cosa que dibuje dentro o fuera de él no escapará a su vista, pues sus ojos están mirando desde lo alto, fuera del plano: desde una tercera dimensión. Para un observador planar ubicado sobre el plano, el trazo de lápiz sería como un muro de ladrillos. Por tanto, pensando transitivamente, estando ubicados en un espacio tridimensional, para tener una percepción tridimensional genuina, ésta debería ser vista desde una dimensión adicional, una cuarta dimensión.

Retomando el párrafo anterior, sería como ver a tal cubo en una galería de espejos, cada espejo dando una imagen particular y el todo la imagen total, y simultáneamente verlo en visión esférica por dentro. Más sencillamente, sería una visión esférica por fuera y por dentro simultáneamente. Pero nuestra mente no podría reunir todos estos pedazos y armar una imagen visual íntegra, omnisciente todoabarcante, pues nuestro cerebro está preparado para sólo dos ojos, y no cincuenta o diez mil. Y aunque dispusiéramos de los medios visuales, no sería posible verlo por el método habitual, haciendo una imagen íntegra: imaginarlo, hacerse una imagen de él todoabarcante
¿Estamos entonces impedidos físicamente para ello?

Pese a esto, es posible percibir al cubo tridimensionalmente. Basta tomarlo entre las manos y recorrerlo con los dedos, siendo ésta la percepción esférica externa. Tenemos sólo dos ojos, pero tenemos miles, millones de terminales nerviosas sensitivas en la piel, que llamamos tacto. Después de todo, lo que aquí importa es percibir su cubicidad, sentirlo, to feel, to fill. Que el cubo sea de piedra, metal, madera, plástico, amarillo, de hierro, transparente o imaginario es anecdótico. A la vez que se lo explora con las manos se asimila su cubicidad, se le reconoce como tal; lo cual constituye la visión esférica interna; pues en ese instante una parte de uno es cubo; siempre lo fue; sólo que ahora uno lo reconoce, identificándolo dentro de sí mismo y adquiriendo la forma de una realidad perceptible e inteligible.

Digo que siempre lo fue, porque si se careciera del conocimiento ingénito de ello (es decir que ello fuese algo ajeno a la naturaleza humana) sería incapaz de reconocerlo. Este es el sentido del reconocimiento: volver a conocer a aquello que de antemano ya se conoce.

En un hipotético mundo bidimensional la visión es lineal; en un mundo tridimensional la visión es bidimensional, pues lo que se ve son planos, en nuestro caso: dos planos ligeramente diferentes; en un mundo tetradimensional (4D) la visión es tridimensional. Entonces si uno percibe algo en 3 dimensiones (3D reales, no por interpolación) es porque lo está percibiendo desde un nivel de 4 dimensiones, y no puede ser de otra forma.

Muchos intelectuales estudiosos buscan la cuarta dimensión afuera de ellos mismos, tratando de visualizar hiperpoliedros, idealizando hipercubos y demás en una especie de limbo imaginario; sin percatarse de que el propio ser interno está inmerso en dimensiones superiores. La misma red neuronal del cerebro es de tal complejidad, dinamismo y número, que bien podría producir interconexiones multidimensionales. Para citar un caso práctico, ya hay científicos que están estudiando la geometría hiperdimensional para aplicarla en el management empresarial en base a la dinámica de redes complejas entre los integrantes de la misma.

Si por ejemplo, tienen un sueño extraordinariamente vívido en el que ven una nube o una galaxia y la perciben como si estuvieran despiertos, el sueño parece realidad: ¿Cómo puede caber una galaxia en una cabeza? Ellos dirán que es un sueño, una fantasía. Quizá Freudiana o Lacaniana. Quizá en realidad ellos son la fantasía. Probablemente la Nube, o la Galaxia, sea completamente real. Esto para muchos puede haber sonado (o soñado) a disparate, pero recuerden este cuento Zen:

Un hombre que soñó que era una mariposa.
Al despertar, se preguntó:
¿O acaso soy una mariposa que sueña ser un hombre?

Uno tiene una cierta percepción de sí mismo tanto exterior como internamente; físicamente, emocionalmente; tiene recuerdos. Uno se percibe como persona, con una historia, con trayectoria. Uno tiene una imagen de sí mismo de ahora y de cada etapa de su vida. El eje central a través del cual todo esto discurre de principio a fin es el Ser Interno inalterable. ¿Acaso el conjunto de todo el devenir desde el nacimiento hasta la muerte no forman tu persona? Y hay más niveles. Maulana Rumi dice:

¡Oh piadosos, sacrificad la vaca de la lujuria,
si desean la verdadera vida del alma y del espíritu!
Yo he muerto como materia inanimada y he surgido planta,
he muerto como planta y he resurgido como animal.
He muerto como animal y he surgido hombre.
¿Porqué entonces debería temer llegar a menos a causa de la muerte?
¡Moriré una vez más como hombre
para levantarme como un ángel perfecto de la cabeza a los pies!
De nuevo, cuando muera como ángel,
¡Me convertiré en algo que supera la concepción del hombre!
Déjame entonces ser no existente, ya que la no existencia
me canta en tonos de flauta: "A Él es el Retorno".

Entonces, desde el aspecto exterior al menos, toda entidad es un ser de 4D. Es un todo encerrado en 5 dimensiones: las tres espaciales xyz, más el instante de tiempo, más la línea de su tiempo, que mantiene todo coherente y consistente consigo mismo a lo largo de la línea de tiempo. Cada uno de nosotros es en el momento presente un momentum entre lo que ha sido y lo que será.

Además es necesario considerar que un ser está constituído por partes y subpartes, y subpartes de subpartes, cada una de las cuales tiene una individualidad propia además de estar armonizada con el todo del cual a su vez es parte. Por ejemplo un ser humano está compuesto por órganos: tiene un cerebro, por ejemplo. Este a su vez está formado por tejidos, y cada tejido es una individualidad, el cual a su vez está formado por células, y cada célula tiene su individualidad. Éstos también son niveles dimensionales, sólo que de carácter cualitativo, o si se quiere, funcional. Cuando uno habla de "dimensiones" no necesariamente deben ser de condición métrica, cuantitativa.

Asimismo los propios pensamientos tienen dimensión. ¿Pero dónde están los pensamientos? ¿Dónde está el Ser Interno? Cada uno lo tiene, y sin embargo si desarmaran a una persona no encontrarían cosa tal como los pensamientos, o el alma.

Aunque es posible extender una generalización a todo lo existente, incluso al planeta tierra y todo lo que contiene, como una única entidad interrelacionada multidimensionalmente (Gaia), me referiré en particular a la mente, como un receptor multidimensional. Tiene capacidad de pensamiento propio, pero en virdud de su hiperdimensionalidad tiene la capacidad de 'sintonizar'.
Entonces, en este punto, la mente es en cierto modo individual, y en otro más profundo pdría ser parte de una 'mente' mayor.

Algunos pensamientos vendrán por lo tanto de su propia mente; y otros de esta mente multidimensional. En este nivel de conciencia tal persona actúa como una parte conciente de un todo; o si se quiere ver de este modo
(o simultáneamente): el todo se ha vuelto consciente en una parte.

Para finalizar, así como se ha visto que la visión planar interpolada genera una percepción tridimensional que, aunque estrictamente parcializada a causa de las limitaciones dimensionales lo es, asimismo una visión o percepción tridimensional interpolada (es decir que participan dos órganos sensorios) o multi-interpolada (tres o más percepciones interpoladas) podrían producir una percepción tetradimensional o multidimensional.

Nuestra mente no tiene una evidente y siempre disponible, prístina y nítida capacidad para visualizar a ojos cerrados. Nuestra capacidad de imaginación es sólo una sombra pálida de lo que podría ser de funcionar óptimamente. Pongamos un ejemplo fácil, pero servirá para constatar qué dificultoso es: imagine un cubo; y una vez hecho esto hágalo rotar. No de la manera obvia, que sería como recorrerlo alrededor: que gire por las diagonales, los ángulos, intente explorarlo en todas direcciones. Añada superficie y textura a la figura, y los reflejos de la luz al girar. Es una tarea difícil, si no imposible, para casi la mayoría; y en ningún modo será igual a estar contemplándolo en persona, como sería en la realidad.

Sin embargo, también aquí tenemos posibilidades de trascender, al menos por momentos, las limitaciones imaginativas: cuando soñamos. En el sueño, podemos llegar a ver, imaginar y vivenciar de una manera tan vívida como con los ojos abiertos, incluso más. Considero que en el estado de latencia durante elsueño una capacidad aún en desarrollo en el ser humano, emerge de su estado latente, de gestación, para ejercitarse en la gimnasia de la percepción multidimensional. Considero que además de ejercer una función reparadora del cerebro tanto a nivel fisiológico como psicológico, el sueño ejercita esa capacidad aún en gestación y en desarrollo de poder imaginar más fielmente con la mente. Es una gestación que conllevará cientos o miles de generaciones. El sueño es en este sentido un ejercicio evolutivo.

Un atisbo a una perspectiva aún más profunda de esto se halla en el llamado sueño verídico, cuya existencia se reconoce tanto a nivel popular como en todas las tradiciones y religiones del mundo: son los sueños premonitorios, que avisan de sucesos futuros o distantes, o que aportan información sutil sobre un acontecimiento, y que tienen la característica de ser claramente vívidos, más de lo usual. Donde los volúmenes, colores, las apariencias, la participación de personajes y de el propio intérprete, las emociones en juego y las sensaciones, movimientos y reacciones son tan vívidas que parecen reales, incluso luego de haber despertado, y que pueden dejar una profunda huella en la psique. En esta percepción tan real de las cosas, tan tridimensional, participa una percepción ciertamente tridimensional, y por tanto, ésta deriva hacia una percepción tetradimensional o multidimensional, pudiendo vencer las limitaciones del mundo perceptivo de cuando estamos despiertos. Pudiendo ver un poco más lejos o más íntimamente de lo habitual..

El mundo es siempre el mismo; lo que lo hace variar de apariencia o aspecto es la percepción más o menos profunda de él. No existe tal cosa como
"un salto hacia la cuarta dimensión" o la "dimensión desconocida" como si se tratase de algo así como un universo paralelo. Ésas son estupideces. Todas las dimensiones son coexistentes, unificadas; sólo que su percepción más o menos íntegra está en función de las capacidades de cada individuo.

Así es que el tema de las múltiples dimensiones no reside en la simple enumeración de n líneas cartesianas perpendiculares entre sí para una
n-dimensión, lo cual sólo responde a una enumeración cuantitativa.
Puede verse también de una manera cualtitativa, o en la forma de ciclos
dentro de ciclos; o de Mundos dentro de Mundos; y dentro de uno mismo.