Dédalo y el Laberinto de Tritón

El modelo laberíntico de solución externa
y pasadizos acertados

Aunque ahora abandonamos el mito de Teseo, continuamos con la historia del laberinto de Knosos, que continúa.

Decíamos que el rey Minos había encargado a Dédalo construir un laberinto en Knosos del que fuese imposible salir. Luego que Teseo cumplió con su misión y escapó de él, Minos supo de la 'ayuda' que Dédalo aportó a Pasífae para que satisfaciera sus deseos con el toro blanco de Posidón y lo hizo encerrar en el laberinto que él mismo había construído junto con su hijo Ícaro.

Para escapar, puesto que no hallaba la salida a pesar de su inteligencia y de que él mismo lo había diseñado, Dédalo se las ingenió para fabricar un par de alas para él y otro par para su hijo, las que les permitirían volar como los pájaros. Las plumas grandes estaban unidas con hilo, pero las demás estaban adheridas con cera.

Después de haberle atado las alas a Ícaro, le encomendó que no subiera demasiado alto para que el sol no derritiese la cera, ni demasiado bajo para que el mar no mojase las plumas; y que lo siguiese de cerca, y no intentase marcar su propio rumbo.

Se alejaron volando en dirección nordeste, batiendo sus alas, y los pescadores y pastores que los vieron surcar el cielo los tomaron por dioses.

Habían dejado atrás Naxos, Delos y Paros cuando Ícaro desobedeció las instrucciones de su padre y alentado por su éxito se alejó remontándose en dirección al sol. Al poco rato Dédalo no lograba ver a su hijo; buscó y visualizó unas plumas esparcidas sobre las olas. El calor había derretido la cera y el joven Ícaro había perecido ahogado. Pudo encontrar los restos mortales de su hijo y le dio sepultura en la isla que toma su nombre: Icaria.

Dédalo continuó rumbo al oeste, hasta posarse en Cumas, cerca de Nápoles, donde ofreció sus plumas a Apolo y le erigió un templo. Luego se dirigió hacia Camico, en Sicilia, en donde el rey Cócalo lo recibió en su corte dándole un trato eminente, disfrutando de gran reputación y erigiendo bellos edificios.

Entretanto Minos supo de su escape, organizó una flota y salió en su busca. Para encontrarlo había urdido un anzuelo, un problema que sólo Dédalo podría solucionar: llevaba consigo una caracola de tritón, y dondequiera que fuese prometía una recompensa a quien lograra pasar a través de sus espirales interiores una hebra de lino; es decir: un hilo.

Al llegar a Camico ofreció la caracola a Cócalo, quien estaba seguro de poder hacerla enhebrar. Se la entregó a Dédalo, quien lo hizo. Tomó una hormiga y le sujetó el hilo con telaraña, en tanto que en la punta de la caracola practicó el orificio de salida del hilo, en donde puso miel para atraer a la hormiga. Hizo entrar la hormiga por la entrada de la caracola, la cual comenzó a ascender por los pasadizos en espiral atraída por la miel y entretanto ensartando el hilo hasta la salida. Cócalo le devolvió la caracola enhebrada y reclamó su recompensa a Minos, quien a su vez exigió firmemente la entrega de Dédalo, convencido de su paradero.

Pero las hijas de Cócalo no querían dejar partir a Dédalo, quien les construía hermosos juguetes y palacios para su padre; y con su ayuda tramaron un plan. Dédalo había hecho llegar una tubería hasta el techo del cuarto de baños, e invitaron a Minos a tomar un baño caliente. Cuando éste estuvo allí cómodamente instalado, le arrojaron agua hirviente por la tubería. Devolvieron el cuerpo sin vida a los Cretenses, argumentando que Minos había tropezado con una alfombra y caído en una caldera de agua hirviendo. Posteriormente Dédalo abandonó Sicilia.

 

 

Análisis

 

El mito nos cuenta que Dédalo, hijo de Metion y nieto de Erectheus, fue un famoso inventor, constructor y artífice. Es decir que reúne las tres etapas de la inteligencia humana: concibe en la mente (inventa), organiza sus conocimientos (es decir: construye) e incluso es capaz de hacer habilidades con sus manos (o dedos..Dédalo) (pues es un artífice). Estos tres juntos son atributos exclusivos de la mente humana: creación, organización y modelación. Dédalo representa la inteligencia; pero una inteligencia poco prudente, sin ética o moral directivas, que puede tomar direcciones un tanto tortuosas, y que suele meterlo en problemas. Es inteligente, pero esta inteligencia está a merced de los impulsos y pasiones animales: su minotauro está vivo, es el yo que lo domina.

Primero, a pesar de lo inteligente, está dispuesto a ayudar en una estupidez tal como la de Pasífae. Dédalo posee una inteligencia ingeniosa, innovadora, calculadora, pero que no mide las consecuencias de su intervención ni conoce escrúpulos o moral.

Esto queda aún más evidenciado en cuanto a que el mito cuenta que Dédalo nació y vivió su juventud en Atenas, y uno de sus discípulos fue su sobrino Talo quien a los doce años ya lo sobrepasaba como artesano. Un día Talo halló en el suelo una mandíbula de serpiente y descubrió que podía utilizarla como instrumento para cortar madera; entonces la copió en hierro y de este modo inventó la sierra. Esto le dio gran reputación en Atenas y Dédalo se quedó envenenado de celos. Un día lo llevó hasta la Acrópolis, el monte en donde está el templo de Atenea, y lo tiró por el barranco. Intentó esconder el cuerpo, pero el crimen no pasó desapercibido y Areópago lo condenó al ostracismo, es decir: el destierro de por vida de Atenas, castigo considerado peor que la muerte.

Precisamente, la mente de Dédalo es de propiedades óstricas, laberínticas, es decir encerrada en sí misma, sumida en sus propias intelecciones y de las que él mismo llega a ser su víctima. Su obra más inspirada fue el laberinto de Knosos, el cual es un espejo de su propia tortuosidad. Tan tortuoso, que cuando fue encerrado en él no halló la salida.

Fue expulsado de Atenas: es decir de la sabiduría, de la gnosis. La gnosis gnwsiV es un grado superior de conocimiento: es un conocimiento que se incorpora al individuo formando parte de su comprensión y conciencia, y que toma parte activa tanto de su vida como de sus actos, convirtiéndolo en un mejor ser humano. El mero conocimiento de Dédalo, del que se aprovecha sólo como un almacenaje intelectual, no transforma, no alquimiza: sólo se trata de un burro cargado de libros.

Es decir que la inteligencia humana ordinaria, personificada por Dédalo, pone de manifiesto dos caras: por un lado creativa, por el otro destructiva. Pero si observamos la historia, todas las invenciones que se le atribuyen tienen un mal destino.

En otras palabras, Dédalo representa a la mente humana operando en sus condiciones intelectivas más primitivas con tendencia egoísta dominante. Es una conciencia compuesta, mezcla de esperanzas y temores, adiestramiento e imaginación, erudición, inteligencia y brutalidad, apasionado hacia lo propio y desconsiderado hacia los demás; le importa lo que le toca personalmente y no mide consecuencias.

Los mitos no fueron creados para ser contados o leídos como historias chusmas, sino para ser entendidos como alegorías. Ícaro, el hijo de Dédalo, representa a la lógica y la argumentación, las cuales son hijas de la inteligencia, pero éstas de por sí son inútiles como instrumentos para alcanzar la Unidad, la Verdad, la fuente de la Luz: representada por el Sol, fuente de luz, de calidez y centro del universo griego. El mismo cielo que cruzan volando es para ellos un laberinto invisible en donde el acceso al Áster está franqueado por un muro inaccesible: su propia condición es su barrera; las barreras no están allí, están en sus propia naturalezas, en su interior. Ícaro decide volar demasiado alto: su pretensión está por encima su capacidad. Tal y como ocurre con la mente lógica y argumentativa, es decir la inteligencia estructurada y positivista que se enfrenta a los interrogantes que todos los humanos se preguntan alguna vez. No es que sean preguntas sin respuesta; es que tanto la pregunta como la respuesta es inmanejable e incomprensible para este tipo de intelección.

 

 

El Modelo de Laberinto de Tritón

 

En este caso se trata de un esquema con solución periférica (o solución al exterior) es decir que se arriba a un destino ubicado fuera del laberinto mismo, y no dentro de él. Aunque el caracol presenta un eje de rotación de la espiral ascendente, lo cual indica que también podría considerarse que su solución lleva hacia su eje, esto es la médula misma del caracol, y por tanto hacia dentro del mismo, "ascendiendo niveles" mientras se avanza en el camino. Así entonces tenemos dos dimensiones de interpretación.

Por otra parte, se trata de un laberinto cuyos pasadizos llevan certeramente a la solución. Es decir que no presenta caminos que llevan a destinos sin salida o engañosos; hay un sólo camino, y éste lleva al éxito, lo que parece sencillo, aunque su dificultad reside en su laboriosidad. Es como un estrecho puente que lleva certeramente a destino, pero que a sus dos lados está flanqueado por abismos. Aquí yace dificultad de este tipo de laberinto.

En esta alegoría también está presente el acceso al Áster, o símbolo solar, cálido, cristalino y áureo; es la figura de la miel que atrae a la hormiga.

 

 

Bibliografía:

Los Mitos Griegos, por Robert Graves.
Editorial Hispamérica, colección Biblioteca Personal de Jorge Luis Borges, 1985.